CÓMO PUEDO RESOLVER EL CONTRATO DE FRANQUICIA
El contrato de franquicia es aquel en el cual el franquiciador cede a otra empresa, denominada franquiciada, un método empresarial propio, con todos sus elementos distintivos como marcas y rótulos, el know-how, suministros, asistencia técnica, etc. a cambio de hacerle entrega de una remuneración periódica o canon.
La firma de un contrato de franquicia es una fuerte apuesta tanto por parte del franquiciador como del franquiciado. El primero se juega el éxito de su marca y su prestigio, mientras que el otro pone en juego una importante inversión económica.
Si bien la relación de franquicia nace con la ilusión de una nueva andadura comercial y tiene vocación de que dure muchos años y proporcione éxito y rentabilidad para ambos, la realidad es que, en la práctica, nos encontramos con muchos casos en los que termina convirtiéndose en una relación difícil.
En este artículo, nos referimos en particular a aquellos incumplimientos del franquiciado que permiten a la empresa franquiciadora resolver el contrato. En primer lugar, partimos de que no todo incumplimiento puede justificar la resolución de un contrato, sino que esta consecuencia sólo está reservada para aquellos incumplimientos graves.
Es fundamental recoger en el contrato de franquicia, de la forma más detallada posible, los supuestos que permiten al franquiciado la resolución, así como las consecuencias que conllevan el que dicho contrato finalice antes de lo previsto (por ejemplo, la falta de pago, competencia desleal, competencia directa a través de otros negocios paralelos, no respetar las directrices de la empresa, etc.)
Ahí es donde radica la importancia de contar con un asesoramiento jurídico especializado y con la redacción de un buen contrato que prevea todas las posibilidades y sus consecuencias, para proteger en la medida de lo posible la situación de la empresa que ha franquiciado su negocio.
La relación contractual suele deteriorarse, en la mayoría de los casos, por actuaciones del franquiciado que son desleales con la empresa franquiciadora. Las situaciones más habituales son las siguientes:
- Impago de las prestaciones económicas a cargo del franquiciado.
- Incumplimiento de las directrices de la franquicia.
- Actos de competencia desleal por parte del franquiciado o incumplimiento de la cláusula de exclusividad.
En estos casos el contrato debe prever la forma en que la empresa franquiciadora podrá instar su resolución, bien de forma automática, en la que sea suficiente la mera notificación al franquiciado, bien con algún tipo de requerimiento con preaviso que permita subsanar el incumplimiento.
También es aconsejable que el contrato prevea una graduación de las sanciones (muy graves, graves y leves) dependiendo del tipo de incumplimiento del franquiciado, así como las consecuencias de cada tipo de sanción: desde una indemnización, hasta la propia resolución del contrato.
Otra forma en la que el franquiciador puede protegerse es incluyendo algún tipo de cláusula de penalización, que fije una importante indemnización económica a cargo del franquiciado para aquellos incumplimientos más graves.
En definitiva, tanto si estás pensando en franquiciar tu negocio como en montar una franquicia, es imprescindible que previamente te asesores con un especialista que te ayude a redactar un buen contrato que proteja tu posición.